Después de Ucrania, ¿negociación con Irán?

Los sionistas revisionistas –o sea, los sucesores de Zeev Jabotinsky y de Benzion Netanyahu, a quienes no debemos confundir con los sionistas de Theodor Hertzl– estiman que, después de haber derrotado al Hamas, al Hezbollah y al gobierno de Assad en Siria, ha llegado el momento de acabar con Irán.
Para Donald Trump, por el contrario, después de pacificar Ucrania, la prioridad sería poner fin al conflicto alrededor de Irán.
La atención de la prensa está enfocada en Palestina, pero es alrededor de Irán que se juega la posibilidad de alcanzar la paz en el Medio Oriente.
En Teherán, muchos se preguntan con inquietud si Israel y Estados Unidos van a bombardear el país cuando la economía iraní esté en su momento más grave de crisis. Ante esa angustiosa posibilidad, también se preguntan, evidentement, si Irán debe o no negociar con el enigmático presidente Donald Trump.
El 2 de marzo, el parlamento iraní adoptó una moción de censura contra el ministro de Economía y Finanzas, Abdolnaser Hemmati, debido a su manera de enfrentar el bloqueo económico occidental contra Irán y la crisis económica que ese bloqueo está provocando en el país. Ese mismo día presentó su dimisión el vicepresidente de la República Islámica, Mohammad Javad Zarif, ex negociador del acuerdo JCPoA sobre el programa nuclear iraní.
El 7 de marzo, el presidente estadounidense Donald Trump revelaba haber enviado una carta al gobierno de Irán. La prensa internacional afirmó entonces que aquella carta había sido entregada aquel mismo día por el viceministro ruso de Exteriores, Serguei Riabkov, al ministro de Exteriores de Irán, Abbas Araghchi. Pero Nournews reveló que Rusia se había negado a servir de intermediario. Según el vocero del ministerio iraní de Exteriores, Esmail Baghaei, fue finalmente Anwar Gargash, consejero diplomático del presidente de Emiratos Árabes Unidos, quien llevó la carta a Teherán, el 12 de marzo.
En todo caso, sin esperar a conocer el contenido de la carta del presidente Trump, el Guía de la Revolución iraní, el ayatola Alí Khamenei, observó: «¿Qué interés podemos tener en negociar sabiendo que [el presidente Donald Trump] no respetará sus compromisos? Nos hemos sentado a la misma mesa y hemos negociado durante años y, después de haber completado, finalizado y firmado el acuerdo, él dio una patada a la mesa y rompió el acuerdo.»

Las cuentas pendientes del JCPoA
En efecto, en 2013, Irán negociaba con los 5 miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y Alemania un acuerdo general, el llamado Acuerdo 5+1, en Ginebra. Las partes acordaron un cese temporal del programa nuclear iraní y un levantamiento parcial de las medidas coercitivas unilaterales occidentales contra Irán y de las sanciones económicas aprobadas por el Consejo de Seguridad. En ese momento se interrumpieron las negociaciones 5+1 mientras que Estados Unidos e Irán proseguían –entre bastidores– una serie de discusiones bilaterales directas.
Las negociaciones 5+1 se reanudaron en 2015, en Lausana. Finalmente, se firmó un acuerdo público, en Viena, más o menos en los mismos términos que el borrador redactado 2 años antes. Ese acuerdo se denomina Joint Comprehensive Plan of Action (JCPoA).
En ese acuerdo, Estados Unidos reconocía por fin el derecho de la República Islámica a desarrollar su programa nuclear civil. A cambio, Irán se comprometía a permitir que el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) verificara que no estaba aplicando en paralelo ningún programa nuclear de carácter militar. Irán se comprometía también a no adquirir más de 5 060 centrífugas, a no enriquecer uranio a más de 3,67% y a limitar su producción de plutonio.
Francia y Reino Unido se declaraban satisfechos, mientras que el negociador francés, Laurent Fabius, reconocía que durante todo el desarrollo de las conversaciones él había informado constantemente al primer ministro de Israel, Benyamin Netanyahu, a espaldas de los diplomáticos de los demás países implicados en el proceso de negociación.
Rusia y China retenían de todos aquellos debates, confirmados por sus propias observaciones en el terreno, que Irán había puesto fin a su programa nuclear militar desde 1988, en cumplimiento de una fatwa del imam Khomeini, y que nunca más había incursionado en ese ámbito [1].

El 30 de abril de 2018, el primer ministro de Israel, Benyamin Netanyahu, mostraba en televisión 100 000 documentos robados por el Mosad en archivos de Teherán. Netanyahu afirmaba que el gobierno iraní había mentido y que entre 1989 y 2003 había mantenido un programa nuclear de carácter militar bajo la dirección del físico Mohsen Fakhrizadeh.
Una semana después de la “revelación” de Netanyahu, el presidente estadounidense Donald Trump anunció que Estados Unidos se retiraba del acuerdo JCPoA que la administración anterior, la del presidente Barack Obama, había firmado en Viena. A partir de aquel momento se anunciaba el mantenimiento e incluso el endurecimiento de las medidas coercitivas unilaterales occidentales que todavía estaban en vigor.
«Desde entonces, Irán ha perdido 100 000 millones de dolares cada año», según el ex presidente iraní Hassan Rohani. A ese ritmo, en los 6 años y medio transcurridos desde entonces, la retirada intempestiva de Estados Unidos del JCPoA se ha traducido para Irán en la pérdida de 650 000 millones de dólares.
Por cierto, todos los expertos nucleares que estudiaron después los famosos documentos iraníes robados por el Mosad han asegurado que quien miente no es Irán sino Israel. El único elemento del proyecto iraní AMAD que pudiera estar vinculado a la fabricación de una bomba atómica sería un generador de onda de choque hipotéticamente utilizable en la confección de un detonador para un artefacto nuclear [2].
Respondiendo a la salida de Estados Unidos, Irán también se retiró del JCPoA y de los acuerdos secretos que había firmado con Estados Unidos. En el último trimestre de 2024, Iran poseía 182 kilos de uranio enriquecido al 60%.
En 2020, Israel asesinó en Teherán al científico nuclear Mohsen Fakhrizadeh.

Hacia nuevas negociaciones
Interrogado por la prensa iraní sobre posibles contactos a través de Omán, el ministro de Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, declaró: «Sí, no sería extraño y ya ha sucedido varias veces a lo largo de la historia. Por consiguiente, una negociación indirecta es algo realizable… Lo importante es la voluntad de negociar y de llegar a un acuerdo justo y equitativo en condiciones de igualdad entre los Estados. La forma de negociación carece de importancia.»
El 12 de marzo, o sea mientras se entregaba a Irán la carta del presidente Trump, Francia, Grecia, Panamá, Corea del Sur, Reino Unido… y Estados Unidos, reunían el Consejo de Seguridad de la ONU para analizar, a puertas cerradas, el no respeto persistente de los pedidos de información del OIEA por parte de Irán.
El día siguiente, el 13 de mayo, el director general de Paz y Seguridad en el ministerio de Exteriores de Irán, Mohammad Hassan-Nejad Pirkuhi, citó en la cancillería a los embajadores de Estados Unidos, Francia y Reino Unido y les reprochó el hecho que sus países, abusando de los mecanismos de la ONU, orquestaran una convocación «irresponsable y provocadora» del Consejo de Seguridad. El diplomatico iraní subrayó que si bien Irán ha renunciado al compromiso de no enriquecer uranio a más de un 3,67%, todavía sigue aplicando los compromisos incluidos en el JCPoA en cuanto a los inspectores del OIEA y sigue cumpliendo sus obligaciones en el marco del Tratado de No Proliferación de las armas nucleares.
Reino Unido indicó que restauraría las sanciones de la ONU, el 18 de octubre a más tardar, si Irán sigue enriqueciendo uranio. Las sanciones de la ONU no han sido anuladas sino sólo suspendidas.
Al mismo tiempo, Estados Unidos impuso medidas coercitivas unilaterales –indebidamente llamadas “sanciones”– contra el ministro iraní del Petróleo, Mohsen Paknejad.
El 14 de marzo, los diplomáticos Serguei Riabkov (Rusia) y Kazem Gharibabadi (Irán) fueron recibidos en Pekín por su homólogo chino Ma Zhaoxu. Este último subrayó que «las partes implicadas deberían comprometerse a resolver las causas profundas de la situación actual y abandonar las sanciones, las presiones o las amenazas de uso de la fuerza». En conferencia de prensa, el iraní Kazem Gharibabadi declaró que «todas las negociaciones y las discusiones se centrarán exclusivamente en la cuestión nuclear y el levantamiento de las sanciones». Por su parte, el ex negociador del JCPoA declaró a la BBC que «las negociaciones no deberían incluir el programa de misiles de Irán o su influencia regional. Agregar esos temas complicaría el proceso y lo haría inmanejable.»
El ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, resaltó, en declaraciones a la prensa que agregar condiciones adicionales a las negociaciones sería condenarlas al fracaso. Finalmente, el vocero del ministerio de Exteriores de China, Mao Ning, subrayó que «en la situación actual, pensamos que todas las partes deben mantener la calma y la contención para evitar la escalada de la situación nuclear iraní y no ir hacia el enfrentamiento y el conflicto».
Mientras tanto, los ministros de Exteriores del G7, reunidos en La Malbaie (Canadá) hablaban de detenciones arbitrarias en Irán y de intentos de asesinato atribuidos a los servicios secretos iraníes en el extranjero.
El 15 de marzo, el ex presidente iraní Hassan Rohani subrayaba que el Guía, Alí Khamenei, «no es absolutamente contrario a las negociaciones». «¿No hemos negociado antes con Estados Unidos sobre Irak, Afganistán y el acuerdo nuclear? Incluso cuando yo era secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional, el Guía mismo escribía que las negociaciones debían someterse a ciertos principios», agregó Rohani.
Pero, ese mismo día, Estados Unidos bombardeaba Yemen provocando las muertes de 9 civiles. El presidente estadounidense Donald Trump emitía en su red Truth Social el siguiente mensaje: «A Irán: el apoyo a los terroristas hutis [el movimiento yemenita Ansar Allah] debe terminar INMEDIATAMENTE. No amenacen al pueblo estadounidense, a su presidente, que ha recibido uno de los mandatos más importantes de la historia presidencial, ni las vías de navegación mundiales. Si lo hacen, CON los hutis, Estados Unidos los considerará a ustedes plenamente responsables y no seremos amables.» [3]

Objetivos de las nuevas negociaciones
Si las partes inician nuevos contactos –y es probable que ya hayan comenzado–, el establecimiento de un clima de distensión en las relaciones entre Estados Unidos e Irán modificaría nuevamente el panorama en el Medio Oriente ampliado, o Gran Medio Oriente.
En este momento, Irán acaba de sufrir reveses en Palestina, Líbano y Siria. Teherán mantiene su influencia militar únicamente en Yemen. Económicamente, Irán, bajo las medidas coercitivas unilaterales occidentales, está al borde de la hambruna –como Irak antes del derrocamiento de Saddam Hussein (en 2020) y Siria antes del derrocamiento de Bachar al-Assad (en 2024). El país no parece estar en condiciones de enfrentar con éxito una invasión terrestre.
Israel y Turquía tratan de aprovechar esta coyuntura para repartirse los despojos de la región. El aplacamiento interno del conflicto con los kurdos en Turquía viene a deslegitimar la posición de los mercenarios kurdos del seudo Estado kurdo en Siria –la entelequia que la prensa occidental suele denominar “Rojava”. Esos mercenarios kurdos en suelo sirio, hasta ahora al servicio del Pentágono, quedan ahora disponibles para participar en una eventual invasión terrestre contra Irán por cuenta de Israel.
Entre bambalinas, el personaje que se esconde detrás de Benyamin Netanyahu, el estadounidense Elliott Abrams [4], hace todo lo posible por utilizar al presidente Donald Trump contra Irán [5].
https://www.voltairenet.org/article221934.html
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[1] «¿Quién le teme al programa nuclear civil de Irán?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 9 de julio de 2010.
[2] “Shock Wave Generator for Iran’sNuclear Weapons Program: More than a Feasibility Study”, David Albright y Olli Heinonen, Foundation for Defense of Democraties (FDD), 7 de mayo de 2019. (PDF de 4,3 MB).
[3] «Donald J. Trump», Truth Social, 15 de marzo de 2025.
[4] «El golpe de Estado de los straussianos en Israel», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 7 de marzo de 2023.
[5] “Deals of the Century: Solving the Middle East”, The Vanderberg Coalition, enero de 2025. (PDF, 12,2 MB)
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