América Latina: elecciones, migración y desarrollo de las relaciones con Rusia
El año 2023 estuvo marcado por numerosos acontecimientos políticos en América Latina. En los últimos años, los expertos en la región se han referido a menudo a la posible revancha de las fuerzas de izquierda como nada más que una “ola rosa”. Sin embargo, no puede decirse que se produjera en su totalidad: en Ecuador, el equipo del ex presidente Rafael Correa perdió las elecciones presidenciales. En Argentina, los peronistas perdieron frente al extravagante financiero y admirador de Estados Unidos, Javier Milay, y el país se sumió en otra crisis. Las protestas callejeras han sacudido las principales ciudades y el peso argentino se ha convertido en una de las divisas con peor comportamiento del mundo.
Pero incluso Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil o Gustavo Petro en Colombia difícilmente pueden calificarse de izquierdistas clásicos, aunque hayan reclamado un electorado de izquierdas. Más bien podrían calificarse de populistas de izquierdas (aunque normalmente se acusa de populismo a los de derechas). Gabriel Borich, en Chile, aunque aboga por reformas progresistas, ha criticado a la izquierda tradicional, llegando a calificar a los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua nada menos que de “dictaduras represivas”. El ex presidente peruano Pedro Castillo, que especuló con las cuestiones sociales y perdió el poder hace aproximadamente un año tras un intento de disolver el Congreso e imponer un toque de queda, tampoco estuvo a la altura de las esperanzas de la izquierda (ni siquiera de los llamados progresistas). Dina Boluarte, que le sustituyó, fue incapaz de hacer frente a la crisis. El centroizquierdista Bernardo Arévalo ganó las elecciones presidenciales en Guatemala este año y asumirá el cargo el 14 de enero de 2024.
En Paraguay, la derecha sigue en el poder, con la victoria de Santiago Peña, del Partido Colorado, en las elecciones de abril de 2023. Representantes del mismo partido obtuvieron la mayoría de los escaños en el Senado y en la Cámara de Diputados. Y en Uruguay existe una dinastía política: el actual presidente Luis Lacaye Pau es hijo del ex presidente (1990-1995) Luis Alberto Lacaye, representante del Partido Nacional, cuya ideología es una extraña mezcla de conservadurismo, democracia cristiana y liberalismo social.
Por tanto, es más correcto hablar no de una “ola rosa” o de un giro a la izquierda, sino de intentos de repensar los actuales procesos globales y regionales, de otra articulación de la propia identidad sobre el telón de fondo de diversas crisis, incluidas las ideológicas. Y esta agitación continuará.
En el próximo año 2024 se celebrarán en América Latina elecciones generales en El Salvador, Uruguay y México, y elecciones presidenciales en Venezuela. La situación en El Salvador es bastante interesante, ya que el actual presidente Naib Bukele no podía presentarse a un segundo mandato, pero con la ayuda del Tribunal Supremo encontró un resquicio legal y se acogió a una excedencia para volver como candidato presidencial en las elecciones. Lo más importante, por supuesto, son los procesos electorales en México y Venezuela, donde, a juzgar por las pruebas disponibles y los procesos políticos actuales, se mantendrá la continuidad.
También podemos señalar las consecuencias de dicha continuidad para el vecino del norte: las caravanas de migrantes procedentes de Centroamérica, así como los envíos de fentanilo, cocaína y otras drogas a EEUU seguirán fluyendo, lo que continuará socavando la economía, la política social y la seguridad dentro de EEUU.
En el lado positivo, la continuidad en el gobierno continuará en Cuba, Nicaragua, Bolivia (a pesar de la división en el partido Movimiento al Socialismo entre los partidarios del actual presidente Luis Arce y el ex presidente Evo Morales) y Venezuela. Es indicativo que todos ellos son miembros de la alianza ALBA, se oponen a la hegemonía neoimperialista de Estados Unidos y están desarrollando activamente relaciones con la Federación Rusa.
En Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez fue confirmado para un nuevo mandato presidencial por la Asamblea Nacional, lo que también impulsó el desarrollo de las relaciones bilaterales cubano-rusas. En 2023 se firmaron numerosos acuerdos importantes con Cuba. Se puso en marcha una planta metalúrgica en la Isla de la Libertad con la ayuda de Rusia, se está reconstruyendo la infraestructura ferroviaria, se restablecieron los vuelos directos y entró en funcionamiento la tarjeta Mir. Rusia también ha prestado asistencia en el suministro de productos petrolíferos, y el ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, anunció una serie de proyectos conjuntos en el ámbito de la cooperación técnico-militar durante la visita de la delegación cubana en junio de este año. Existe un centro conjunto de cooperación humanitaria en la Isla de la Libertad, similar al de Serbia (nuestra parte está a cargo del Ministerio de Situaciones de Emergencia), así como un observatorio conjunto.
En Nicaragua, la cooperación más activa entre nuestros países se desarrolla en los campos de la medicina, la energía, las comunicaciones, la industria, el comercio y la seguridad. En diciembre, Laureano Facundo Ortega Murillo, representante especial del Presidente de Nicaragua para las relaciones con Rusia, visitó Moscú, donde se alcanzaron nuevos acuerdos sobre suministros directos y ampliación de la nomenclatura del intercambio comercial.
En 2023 se inauguró en Bolivia un centro de investigación nuclear polivalente con la participación de Rosatom, que proporcionará al país los radiofármacos necesarios, además de contribuir a la medicina, la agricultura, la ciencia y la educación del país. Además, se ha firmado un acuerdo con Rusia para la extracción de litio, un elemento químico importante para las necesidades de la radioelectrónica, la industria espacial y la energía nuclear.
La cooperación con Venezuela continúa en el campo de la producción de petróleo y gas, y también hay planes para llevar a cabo proyectos conjuntos en agricultura, medicina y comercio. En un futuro próximo se pondrá en marcha la tarjeta rusa “Mir” en la República Bolivariana. Al igual que con Cuba, nuestros países tienen enlaces aéreos directos, que utilizan sobre todo los turistas procedentes de Rusia.
Por cierto, a principios de diciembre de este año muchos países latinoamericanos recordaron el bicentenario de la Doctrina Monroe, según la cual EE.UU. comenzó a pretender la injerencia exclusiva en los asuntos de los países latinoamericanos, lo que en los siglos XIX – XX llevó a numerosas intervenciones militares, bloqueos (y contra Cuba continúa hasta hoy), golpes militares (o sus intentos) organizados por la CIA y el Departamento de Estado de EE.UU., así como todo tipo de estafas económicas y estancamientos políticos. Aunque incluso ahora Washington intenta controlar la región de alguna manera. A nivel oficial, se proponen proyectos como Build Back Better (Reconstruir mejor), que originalmente formaba parte de la campaña propagandística de Joe Biden para mejorar las infraestructuras estadounidenses, pero que más tarde pasó a formar parte de la política exterior y a estar claramente dirigido contra el proyecto chino “Un cinturón, una ruta”. En los Estados más pequeños del Caribe, Estados Unidos está husmeando en diversas propuestas de la llamada energía verde. Al mismo tiempo, también se utilizan métodos de poder duro, incluso a través del Mando Sur del Pentágono y la motivación de la lucha contra el narcotráfico (a un nivel, se utiliza la propaganda contra determinados países y gobiernos, y a otro, EE.UU. intenta concluir formalmente acuerdos intergubernamentales para que exista una base legal para la presencia, el intercambio de datos, etc.).
Sin embargo, cada vez hay menos confianza en EEUU incluso por parte de sus socios tradicionales en la región. La racionalidad está primando sobre las formulaciones abstractas y las vagas promesas del Departamento de Estado estadounidense. La comprensión de que América Latina en su conjunto, como soñó Simón Bolívar, puede convertirse en uno de los verdaderos centros de la política mundial, ya se ha instalado no sólo en las mentes de los intelectuales y las élites políticas, sino también en las calles.
Traducción de Enric Ravello Barber
0 thoughts on “América Latina: elecciones, migración y desarrollo de las relaciones con Rusia”