Después de Irak, Libia, Gaza, Líbano y Siria, el Pentágono ataca Yemen
El Pentágono está enfrascado en una carrera contra el tiempo antes de que Donald Trump inicie su nuevo mandato presidencial. Después de haber destruido Irak, Libia, Gaza, Líbano y Siria, el Pentágono lanza ahora sus fuerzas contra Yemen. Nadie debe dejarse engañar por las apariencias que esconden la realidad. Oficialmente, Israel responde a los tiros de misiles del movimiento yemenita Ansar Allah y Estados Unidos toma represalias por los ataques contra los barcos occidentales. En realidad, la destrucción de Yemen es sólo una nueva etapa en la destrucción sistemática de las instituciones políticas y las estructuras de los Estados en los países del Medio Oriente ampliado. Nadie debe creer lo que nos dicen sobre el carácter supuestamente inevitable del llamado “choque de civilizaciones”. Todo eso es sólo un montaje programado para llevarnos a aceptar lo inaceptable.
Desde el 7 de octubre de 2023, hemos venido asistiendo al genocidio desatado contra los palestinos, a una nueva invasión contra Líbano y a otra invasión más contra Siria. Ahora, más exactamente desde hace 2 semanas, la guerra se desplaza hacia Yemen.
Como siempre, los medios de prensa internacionales dividen la información en secuencias separadas y explican cada hecho con factores locales, a veces ciertos y otras veces simplemente falsos. Si nos dejamos enredar con esa mezcolanza no lograremos percibir que todos esos acontecimientos son parte de un plan mucho más amplio y que es imposible vencer en un frente si se ignora hasta dónde se extiende.
Lo que estamos viendo hoy es la tercera etapa de un plan que Donald Rumsfeld, el secretario de Defensa de la administración de George Bush hijo, y el almirante Arthur Cebrowki, elaboraron en el año 2000 [1]. Siguiendo la tradición estadounidense que el general Smedley Butler había resumido en 1933 en su célebre discurso War Is a Racket (“La guerra es una estafa) [2], el Pentágono se ha fijado como misión completar la destrucción de todas las instituciones políticas y las estructuras de los Estados en los países que conforman el «Medio Oriente ampliado» o «Gran Medio Oriente», o sea toda la zona que se extiende desde Argelia hasta Kazajstán, pasando por Somalia pero exceptuando Israel y quizás Marruecos.
En su discurso de 1933, el general estadounidense Smedley Butler explicaba: «He cumplido 33 años y 4 meses de servicio activo y durante todo ese periodo he pasado la mayoría de mi tiempo haciendo el papel de matón para el mundo de los negocios, para Wall Street y para los banqueros. En pocas palabras, yo era un chantajista, un pistolero al servicio del capitalismo. En 1914, ayudé a garantizar la seguridad en México, más exactamente en la ciudad de Tampico, en beneficio de los grupos petroleros estadounidenses. Ayudé a convertir Haití y Cuba en lugares convenientes para que los hombres del National City Bank pudieran ganar dinero. Ayudé a violar media docena de repúblicas de Centroamérica para favorecer los intereses de Wall Street. Entre 1902 y 1912 ayudé a purificar Nicaragua para favorecer los intereses del banco estadounidense Brown Brothers. En 1916, aporté luz en República Dominicana para favorecer los intereses de las compañías azucareras estadounidenses. En 1903, puse Honduras en manos de las compañías fruteras estadounidenses. En China, en 1927, ayudé a que la Standard Oil pudiera hacer sus negocios con tranquilidad.»
Hoy en día, las fuerzas armadas de Estados Unidos, cuya misión no es defender el territorio nacional de Estados Unidos sino defender la versión más oscura del capitalismo –la defensa del territorio nacional estadounidense es cosa de la Guardia Nacional– vienen destruyendo Irak desde 2003, garantizan la destrucción de Libia y de Siria desde 2011, la de Yemen desde 2014 y pronto iniciarán la destrucción de Irán.
El ex secretario de Estado Henry Kissinger resumió todo lo anterior diciendo: «It may be dangerous to be America’s enemy, but to be America’s friend is fatal» (“Quizás sea peligroso ser enemigo de Estados Unidos, pero ser su amigo es fatal”) [3].
Lo mismo dijo el líder libio Muammar el-Kadhafi, en la cumbre de la Liga Árabe de 2008, cuando observó que Estados Unidos no sólo no respeta a sus aliados sino que generalmente los convierte en sus primeras víctimas. Kadhafi citaba entonces como ejemplo el fin del presidente iraquí Saddam Hussein, ex agente de la CIA, ahorcado después de la invasión estadounidense contra Irak, y alertaba claramente a todos los dirigentes árabes presentes en la sala [4]. Pero el propio Kadhafi trató después de ganarse la amistad del presidente estadounidense George Bush hijo y para lograrlo desarmó su país y desmanteló sus centros de investigación nuclear. Por supuesto, Washington le agradeció calurosamente aquel gesto… antes de destruir Libia y lincharlo a él [5].
En 2002, Arabia Saudita estuvo a punto de ser víctima del plan de destrucción [6]. Pero el plan de destrucción del reino de los Saud sólo se ha pospuesto. El Pentágono sigue adelante con su juego siniestro, en el que los Estados del Medio Oriente ampliado son vistos como simples piezas de dominó condenadas a caer una tras otra… sin excepción.
Según el Instituto Internacional de Estocolmo de Estudios para la Paz (SIPRI), referencia mundial en la investigación sobre el comercio mundial de armas, Estados Unidos ha entregado a Israel al menos 22 000 millones de dólares en armamento desde que comenzó la actual masacre contra los palestinos de Gaza. Ese armamento incluye, entre otras cosas, 70 000 toneladas de bombas, o sea el mismo volumen total de bombas que se utilizó para destruir Dresde, Hamburgo y Tokio durante la Segunda Guerra Mundial.
En este momento, se sigue presentando al primer ministro de Israel, Benyamin Netanyahu, como el responsable de la limpieza étnica en marcha en la franja de Gaza. Y es verdad que el propio Netanyahu ha asumido esa responsabilidad, siguiendo la línea que había trazado hace mucho su inspirador, el judío ucraniano Zeev Jabotinsky [7].
Pero en realidad Netanyahu es sólo el ejecutor de la política de Washington. Y también se puede acusar a Netanyahu de aplicar en Líbano el plan de Oded Yinon [8], así como el plan trazado para Siria en el documento “A Clean Break: A New Strategy for Securing the Realm” (“Una ruptura limpia: nueva estrategia para garantizar la seguridad del reino de Israel”) [9]. Todo eso es importante, pero es sólo parte de un gran conjunto.
Se sigue considerando a los británicos responsables de la progresión del sectarismo en el Medio Oriente. Y ciertamente fueron ellos, a través de Lawrence de Arabia, quienes montaron la “Gran Revuelta Árabe” de 1916-1918, que puso en el poder al clan Saud y a la secta de los wahabitas en Arabia Saudita. También es cierto que fueron los británicos quienes, a través de Herbert Samuel, organizaron la otra “Gran Revuelta Árabe”, la de 1936-1939 en la Palestina bajo mandato británico. Es verdad que también fueron los británicos quienes, a través de James Craig, montaron en 2011-2012 la “primavera árabe” que puso en el poder a la Hermandad Musulmana en Egipto. Y son también los británicos quienes se mantienen hoy en la sombra, detrás del yihadista al-Jolani, que ha asumido el poder en Damasco como Ahmad al-Charaa. Pero, el hecho es que los británicos, si bien respaldan sistemáticamente las guerras de Estados Unidos y se las arreglan para sacar provecho de ellas, no son los verdaderos dueños del circo.
Ahora vemos como la guerra se desplaza hacia Yemen, país ya profundamente marcado por las operaciones allí emprendidas desde 2014, con cerca de 400 000 muertos, en términos de víctimas directas o indirectas.
Oficialmente, Israel responde a los lanzamientos de misiles del movimiento yemenita Ansar Allah contra su territorio. También oficialmente, Estados Unidos y Reino Unido responden a los ataques contra buques que transitan por el Mar Rojo. Pero el movimiento yemenita Ansar Allah –los “hutis” que tanto menciona la prensa occidental como «respaldados por Irán»– no hacen otra cosa que tratar de ayudar a los civiles palestinos masacrados en Gaza por el ejército de Israel… algo que todos deberíamos hacer.
En su reunión del 30 de diciembre en Nueva York, el Consejo de Seguridad de la ONU se vio obligado a reconocer lo que debería ser evidente para todos: «Sólo mediante un enfoque unido y coordinado podemos esperar lograr la paz y la seguridad para todos los pueblos de Yemen y de la región.»
Conclusión: todo lo que ha sucedido en el Medio Oriente ampliado es parte de una única guerra que sacude esa región desde hace 23 años.
En este momento, el Pentágono avanza a marcha forzada, sabiendo que Donald Trump vuelve a la Casa Blanca el 20 de enero. Y fue precisamente Donald Trump quien, el 21 de mayo de 2017, en Riad (Arabia Saudita), detuvo la «guerra sin fin», exigiendo a ciertos regímenes árabes que cesaran su apoyo a los grupos terroristas afiliados al Pentágono [10]. Aquella guerra se detuvo hasta que llegó la elección falsificada de 2020.
https://www.voltairenet.org/article221660.html
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[1] «La doctrina Rumsfeld-Cebrowski», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 25 de mayo de 2021.
[2] War is a racket, Major-General Smedley Butler, Sacred Truth Publishing.
[3] “A Fatal Friendship?”, The Wall Street Journal, 17 de diciembre de 2010.
[4] El autor de este artículo es testigo directo de esta advertencia de Kadhafi ya que estuvo presente en la sala durante toda la duración de la cumbre de la Liga Árabe de 2008.
[5] El autor de este artículo fue miembro del último gobierno de la Yamahiriya Árabe Libia.
[6] “Taking Saudi out of Arabia”, Powerpoint de Laurent Murawiec (Defense Policy Board, 10 de julio de 2002).
[7] «Cuando el velo se desgarra: las verdades ocultas, de Jabotinsky a Netanyahu», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 23 de enero de 2024.
[8] «Une stratégie pour Israël dans les années 80», por Oded Yinon, traducido al francés por Youssef Aschkar, Kivunim (Israel), Réseau Voltaire, 1º de febrero de 1982; «Del “plan Yinon” a la “Estrategia Yaalon”», por Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada (México), Red Voltaire, 19 de noviembre de 2014.
[9] La autoría del plan “A Clean Break: A New Strategy for Securing the Realm”, Institute for Advanced Strategic and Political Studies (julio de 1996) se atribuyó a sus firmantes, principalmente a Richard Perle y Douglas Feith. Pero, según el propio Douglas Feith, el texto fue redactado en realidad por David Wurmser sin que los firmantes tuviesen la posibilidad de modificarlo. Ver “Credit for Israel Report Clarified”, Douglas Feith, The Washington Post, 16 de septiembre de 2004.
[10] “Donald Trump’s Speech to the Arab Islamic American Summit”, by Donald Trump, Voltaire Network, 21 May 2017. «Donald Trump contra el yihadismo», por Thierry Meyssan, Al-Watan (Siria), Red Voltaire, 23 de mayo de 2017.
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