Elecciones en Pakistán: la mano de Londres alcanza el botón nuclear islámico

El 8 de febrero se celebrarán elecciones parlamentarias en Pakistán, país oficialmente miembro del “club nuclear”. Las elecciones tendrán lugar con el telón de fondo de una prolongada crisis política derivada de la destitución del primer ministro pakistaní Imran Khan y su posterior detención por cargos dudosos en la primavera de Al mismo tiempo, el ex primer ministro Nawaz Sharif, condenado anteriormente por corrupción, ha regresado de Londres y vuelve a estar al frente del partido Liga Musulmana-N.

La letra “N” corresponde al nombre de Nawaz Sharif, ya que el partido se dividió en dos facciones en los años 90 y se utilizaron los nombres de sus líderes para distinguirlas. A juzgar por el hecho de que los militares permitieron a Sharif regresar al país y el tribunal le absolvió de los cargos y le permitió concurrir a las elecciones, se llegó a un acuerdo sobre su futura carrera política.

Pero la Liga Musulmana-N ha perdido su antigua popularidad. Hay problemas dentro de la organización y se critica públicamente el ascenso de Sharifs de sus familiares a puestos gubernamentales. No obstante, el establishment espera que Nawaz Sharif sea el próximo jefe de gobierno.

Quién es elegido y quién participa

Además de los miembros de la Asamblea Nacional y del Senado (el país tiene un parlamento bicameral), se elegirán representantes para las legislaturas de las cuatro provincias que componen el Pakistán federal.

La Asamblea cuenta con 336 escaños, la mayoría de los cuales (266 diputados) representan a los sujetos de la Federación: Punjab (141 diputados), Sindh (61), Khyber Pakhtunkhwa (45), Baluchistán (16) y, por separado, la región capital de Islamabad (3). Otros 10 escaños se distribuyen entre las minorías religiosas (cristianos, hindúes, sijs, budistas y paganos) y 60 son cuota para las mujeres.

El Punjab se considera la provincia más importante por su densa población, por lo que ya se está regateando entre los partidos, y el clan Sharif espera al menos hacerse con la asamblea provincial.

La intriga electoral no termina con el regreso de Nawaz Sharif.

Políticamente, Pakistán es una tumultuosa mezcla de neofeudalismo, estructuras de clanes, solidaridad étnica y diversas tendencias musulmanas (desde el islamismo radical al sufismo tradicional). Todo ello se plasma en los partidos políticos de una forma peculiar. En las elecciones de 2018, llegaron a la Asamblea representantes de 12 partidos y 13 independientes de una lista de unos 40 partidos.

En Baluchistán, el Partido Popular del clan familiar Bhutto-Zardari está tradicionalmente representado. Punjab está gobernado por la familia Sharif con su “Liga Musulmana-N” (con sede en Lahore, la capital cultural del país).

En Khyber Pakhtunkhwa, el “Movimiento por la Justicia” de Imran Khan se ha hecho popular recientemente (el factor étnico pastún desempeña aquí un papel importante), pero el Partido Nacional Awami también es activo allí. La radical Jamaat-i Islami (una organización cuyas actividades están prohibidas en la Federación Rusa) también tiene una posición fuerte, ya que muchos partidarios de puntos de vista similares viven en Waziristán.

“La Liga Musulmana-K está intentando ganar algunos escaños en el Punjab. Hay una serie de partidos más pequeños que pueden tener posiciones fuertes a nivel provincial pero que están perdiendo terreno frente a los pesos pesados a nivel nacional.

Detrás de todo esto está el establishment, que decide a quién apoyar y a quién condenar al ostracismo. Los guardianes del Estado han sido tradicionalmente los militares. Occidente les presiona para que democraticen el sistema político. Los militares fingen hacer concesiones y aplicar reformas democráticas.

Persecución del ex primer ministro y su partido

Dado que el “Movimiento por la Justicia” del detenido ex primer ministro Imran Khan está siendo activamente apartado del juego de diversas formas, desde detenciones hasta requerimientos judiciales, existen dos opciones para la situación general.

En el primer escenario, algunos políticos del equipo de Khan tendrán acceso al proceso electoral para desahogarse y mostrar una apariencia de resultados objetivos. Y entonces todo dependerá de si los representantes del movimiento aceptan tal compromiso.

La segunda opción es limitar al máximo su participación para marginar a los partidarios de Khan en todo el país. En este caso existe el riesgo de que se produzcan desobediencia social y disturbios, si no en la propia Islamabad, sí en otros lugares, especialmente en Peshawar.

El núcleo del electorado del Movimiento por la Justicia es la juventud activa, prácticamente excluida de los ascensores sociales y crítica con el establishment y la posible reelección de Nawaz Sharif. Dado que Imran Khan es conocido como un feroz luchador contra la corrupción, la represión de su partido se percibe como un retroceso a una dictadura militar con una fachada de viejos clanes ya conocidos por numerosos escándalos.

Anteriormente, un tribunal prohibió el uso de la simbología del “Movimiento por la Justicia” en forma de murciélago. Por este motivo, los candidatos del movimiento solicitaron presentarse como independientes con sus propios símbolos.

En estas circunstancias, la dirección del partido intenta conseguir la disciplina y la coordinación necesarias de sus miembros, mientras que el establishment apuesta por atomizar el partido y hacer un seguimiento de cada uno de los candidatos del pasado para desacreditar y destruir finalmente el “Movimiento” de Khan.

Imran Khan promete desde la cárcel a sus oponentes del establishment y de los partidos políticos una “buena sacudida” el día de los comicios. En general, califica lo que les ha ocurrido a él y a su partido de “plan de Londres”. Considera que todas las acciones de la Comisión Electoral de Pakistán, la policía y la Agencia Federal de Investigación desde el momento de su detención forman parte de una conspiración contra él y su partido.

“Se está secuestrando y torturando a la gente y, si no acceden, acaban en la UCI”, declaró recientemente. Anteriormente, Khan había culpado a EE.UU. de su destitución, ya que había recibido amenazas a través del embajador de Pakistán en ese país.

Cabe recordar que Imran Khan se encontraba de visita oficial en Moscú el día en que comenzó la operación especial en Ucrania, el 24 de febrero de 2022. No canceló las reuniones y no condenó las acciones de Rusia ni siquiera a su regreso a Pakistán, aunque los embajadores de los países occidentales le exigieron que lo hiciera.

La esposa de Imran Khan, Bushra Bibi, también está siendo deshonrada y su ex marido la ha demandado por violar supuestamente las normas de la sharia relacionadas con el periodo antes de volver a casarse. Además, incluso el ex ministro del Interior Sheikh Rashid fue detenido el 16 de enero en el caso de los pogromos que estallaron en protesta por la detención de Imran Khan.

Factores externos

La campaña electoral no podía sino verse afectada por el ataque con misiles iraníes contra el presunto cuartel general de los terroristas en Baluchistán el 17 de enero. Dos niños murieron y varios otros resultaron heridos, según declaró la parte pakistaní. Islamabad retiró a su embajador de Irán y a continuación llevó a cabo una respuesta simétrica.

La sutileza, sin embargo, es que los separatistas baluchis suponen una amenaza tanto para Pakistán como para Irán, donde figuran en la lista de organizaciones terroristas. Se sabe que cuentan con apoyo occidental y que el movimiento Jandallah fue supervisado por la CIA. Esto podría servir como ejemplo perfecto de fuerzas externas que provocan el conflicto entre dos países.

En Pakistán también abundan otros problemas

En primer lugar, la actividad de los talibanes pakistaníes (una organización cuyas actividades están prohibidas en Rusia), que es una “rama” del movimiento afgano. Pakistán intenta presionar a los talibanes afganos (organización prohibida en Rusia) para que tomen medidas significativas contra su rama pakistaní. Pero no lo ha conseguido, y el pasado octubre Pakistán decidió deportar a todos los afganos que no tuvieran la documentación adecuada. Hay dos millones de ellos en el país, y a estas alturas varios cientos de miles ya se han marchado.

Pakistán también tiene graves problemas con la inflación y la deuda externa.

El FMI concedió otro préstamo para pagar la deuda, pero exigió recortes en las ayudas sociales y reformas estructurales. Esto ha provocado una subida de los precios del gas y la electricidad. La población se empobreció considerablemente en 2023, lo que contribuyó a las tensiones sociales.

Cabe señalar que Pakistán figura en la lista de países amigos de Rusia.

Aunque en los últimos años no se ha observado una especial intensificación de las relaciones económicas, políticas y científico-culturales. La principal esfera de presencia rusa en Pakistán es la industria del gas y la metalurgia (una planta en Karachi, construida en la época soviética).

Los principales proyectos de infraestructuras y de tecnologías de la información están supervisados desde hace tiempo por China, que es el principal donante del país. El Corredor Económico China-Pakistán con el puerto de aguas profundas de Gwadar es un proyecto clave de la Iniciativa china “Belt and Road”. China también está ayudando con diversos préstamos y productos. Y para Pakistán, esta cooperación también es importante por la necesidad de contener a India, con la que mantiene una disputa territorial por Cachemira.

Por cierto, si Nawaz Sharif se convierte en primer ministro, es poco probable que las relaciones con Rusia se vean afectadas a peor.

Estuvo en Rusia para la cumbre de la OCS y los BRICS en Ufa en 2015, cuando Pakistán fue admitido en la OCS. Además, independientemente de quién esté en el poder, China también mantendrá su posición. Es probable que los intereses de los principales socios de Pakistán, Turquía y Arabia Saudí, tampoco se resientan.

Pero si se producirá un mayor enfriamiento de las relaciones con Occidente, como ocurrió bajo el mandato de Imran Khan, es una gran incógnita. Nawaz Sharif es conocido por sus vínculos con los británicos, y es poco probable que Londres pierda la oportunidad de ejercer influencia a través de su hombre.

Traducción: Enric Ravello Barber

https://www.geopolitika.ru/es/article/elecciones-en-pakistan-la-mano-de-londres-alcanza-el-boton-nuclear-islamico

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